jueves, 24 de abril de 2014

Xto en la cruz... digo, Lirio en cruz


miércoles, 16 de abril de 2014

La SS de Sevilla del PP

Primera salida en busca de pasos y de fotos desde el asfalto tras algunos (tres o poco más) años de lluvia y solo fotos desde el balcón de la que fue casa de mi madre. Total, unas cincuenta fotografías. De gente. Solo gente, mucha gente, demasiada gente, infinita gente. También muchos policías. Venga policías. Y más policías. Por poco me lleva a la comisaría alguno tras el intento por mi parte de abrirme paso, tal como siempre he podido hacer, por la "cuneta" de la cofradía. Insoportable. Esto es la ss de Sevilla actualmente.

No sé de dónde llega tanta gente, los rostros se me hacen inverosímiles. Me pregunto si la especie ha cambiado o que, evidentemente, lo que sucede es que el mío y los de los reconocidos por mí son los que no han evolucionado. No veo a sevillanos. Me resultan reconocibles los modelitos de las mujeres comprados en el chino de al lado. Gente, mucha gente, infinita gente. Pasa un paso y ni siquiera lo miro, o lo hago con una única emoción, la del asco. Monigotes de fallas me parecen las figuras del misterio. Se ha perdío tó. Invivible. Reconozco la ss de Sevilla como un espectáculo que ya no puede ser vivido por la que suscribe.

Existe un "parking" de cochecitos de bebés en plena Plaza Nueva. ¿Quién coño va a dejar allí un carro de bebé a cincuenta metros de la carrera oficial? Ah, si se permite con el niño inyectado con valium para que no despierte, es otra cosa (conversación oída).

El portaestandarte de X lleva la petaca de whisky que ofrece a sus compañeros. Hasta aquí, todo normal. Lo anormal: Que una cofradía se abra paso por calle no demasiado estrecha con una centuria de policías nacionales a los que solo les falta portar la metralleta contra el público: ¡Así cualquiera hace estación de penitencia!

Imposible, un imposible.

Y continúan proliferando los concursos de carteles de semana santa en fechas previas. Y algunos hasta los ganan. Y venga gente con cámaras y trípodes (esto es lo grave, ¿por qué no disponen también en plena Plaza Nueva un "parking" para trípodes y escalerillas de fotógrafos?) buscando el disparo para el año siguiente y conseguir que sea expuesta en el FNAC. Malas, infames todas (internet, maldito internet). Y no hay ni una que muestre la porquería en lo que se ha convertido. Gente, mucha gente, casi arrastrada por las aceras. Los bares, vacíos, hacen negocio con la venta de bocatas.

¡Pan pa'hoy y hambre pa'mañana!

Por favor, dejen de venir a la ss de Sevilla. Quédense con lo que tienen.

O con lo que no tienen.

Asuman. Como yo hago. A partir de hoy la veré por la tele, si me apetece, y me dedicaré a escuchar las marchas que me emocionan en el mac. Aquí no hay policía que me imponga su utópica (no ha lugar para ella, no en una Semana Santa de Sevilla) autoridad.

viernes, 29 de marzo de 2013

La foto


Rostro


Juegos nocturnos

Dorados y Cautivos

domingo, 24 de marzo de 2013

Abundando en el espíritu de este blog (cita)

(Por puro azar o por el orden del continuum, es decir, verdad, me topo con estos párrafos en pleno Domingo de Ramos de 2013)

[...]
¿Preferirían esos camellos de la veracidad espiritual que los penitentes actuales se despellejasen como los del siglo dieciséis o que desapareciese nuestra Semana Santa?
[...]
Las primitivas procesiones eran de disciplinantes; penitentes enmascarados, cubiertos sus cuerpos con un lienzo basto y sin bruñir, íbanse azotando hasta que les acometía algún desmayo o accidente; [...]
Pero pronto escasearon los disciplinantes, y ya, en las constituciones sinodales de 1602, apareció lo que sigue. "Y porque somos informados que por tener algunas cofradías pocos cofrades que se disciplinen, alquilan algunos que lo hagan, y es cosa muy indecente que por dinero y precio temporal se haga cosa tan santa, mandamos que de aquí en adelante no se haga, so pena de excomunión mayor, en que incurran los que reciben el dinero y los mayordomos que se lo dieren".
[...]
Sevilla es fundamentalmente religiosa, profundamente mística; en todos sus aspectos ofrece, de manera invariable, la cifra de su sentido oriental, y en la Semana Santa es cuando más poderosamente acusa ese predominio que en su alma ejerce lo sobrenatural.
[...]
Conocer el alma sevillana, adentrarse en sus complicaciones, saber salir a la superficie de su serenidad, después de haber recorrido el laberinto de sus requerimientos sentimentales, es dar a la Semana Santa sevillana el alto valor espiritual que le corresponde. Ignorarlo todo, medir este pueblo con el mismo rasero con que se han medido otros pueblos (olvidar los matices), es leer un día que los disciplinantes se alquilaron y negar los disciplinantes; es no comprender la Semana Santa de Sevilla y negarla.
Alguna vez se estudiará, con un criterio laico y nuevo, lo que ha sido y lo que es el misticismo sevillano; entonces haremos que se compadezcan esos antagonismos espirituales, esa religiosidad fundamental y esas irreverencias formales.

Manuel Chaves Nogales. La ciudad. 1921 ( Segunda edición, 1977)

(Texto en negrita, de la que suscribe.)
 
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